viernes, 25 de mayo de 2012

Si po güevón..

Viernes día 25 de mayo de 2012.

Son las 14.32 horas y ya he comido. De nuevo estoy en la oficina. Los días se hacen largos en mi puesto de trabajo sin saber mucho que hacer y esperando salir pronto "a terreno".

Me doy cuenta de que todavía no he hablado ni de los localismos ni de la gastronomía chilena. Así que como no tengo nada mejor que hacer y las horas pasan muy lentamente en este escritorio me dispongo a hacer una breve descripción de expresiones chilenas y platos típicos.

Güevón;  Sujeto, individuo, hombre. De aplicación obligatoria en cada frase chilena, casi siempre al final de la misma.  Lo que en murciano equivale a "acho", tío, macho; e.g; "-Si po, güevón", "-No po, güevón",      "-que haces güevón"; "claro güevón", "he sido yo, güevón", "ya po güevón".

Güevá; Cosa, objeto indefinido. Si "güevón" se utiliza en cada frase para designar a un hombre, "güevá" se utiliza para cualquier objeto, lo que en murciano sería "movida", "historia"; e.g; "pásame esa güevá", "donde he dejado esa güevá, po gúevón".

Al tiro; Ya, ahora mismo, o la utilización errónea de la expresión latina  "ipso facto". Verbigracia; "Te mando un mail al tiro", "Te doy tu plata, al tiro".

¿Cachai?; Algunos dicen "¿entendís?" (creo que suena más argentino). Y significa como diría la princesa del pueblo "¿entiendes?", y es una coletilla que se usa muchísimo, al igual que güevón.

Pega; Trabajo, curro, faena. E.g; "Me gusta mi pega"; "Tengo que hacer bien mi pega"

Una frase que podría ser escuchada con todas estas palabras antes descritas; "¿Si po güevón, prende esa güeva al tiro y sigue con tu pega, cachai?".

Y como algo gracioso "Rascar la poya" es que te toque la lotería. Y puedes ver escrito "Si quieres rascar la poya del presidente, ¡córrela! " lo que significa; si quieres que te toque la lotería del presidente, juégala.


En cuanto a la comida y teniendo en cuenta el poco tiempo que llevo aquí, puedo resumirla en acompañamientos (todos los días como guarnición) que consisten en arroz, espaguetis (que aquí llaman tallarines) y puré de patata y si tienes suerte algún día patatas (papas) fritas, y plato de fondo a base de carne, carne y más carne.
Generalmente se trata de carne de vacuno elaborada con salsas, aunque también se sirve pollo.
Además suelen servir la ensalada chilena que consiste en tomate aliñado con cilantro y ají (pimiento picante), de sabor fuerte y al que no termino de acostumbrarme. También puedes tomar algo salado tipo empanada, llamada empanada pino, muy buena, rellena de carne, cebolla frita, huevo duro y una aceituna negra. Todo esto acompañado con "jugos" (zumos) o de naranja, mango, piña, etc. Uno de los jugos que más me ha gustado ha sido el de mango "alegre" (mango con naranja). Debo aclara que hablo de comida servida a diario a modo de menú, el cual está en torno a 3000 pesos (cuatro euros y medio), dependiendo de la zona de Santiago.

Como platos que he probado y que me parecen muy buenos, está el cebiche. Se trata de un plato de pescado o marisco crudo preparado en trozos pequeños y adobado con jugo de limón y aderezado con ají, cebolla picada y sal. Algo exquisito de origen peruano, de la cultura mochica.

Cebiche
También es famoso el lomo a lo pobre, plato abundante, en el que te sirven un filete de vacuno acompañado con arroz,  papas y cebolla  frita. O la cazuela, sopa chilena o de vacuno o de ave.

Si vienes a Santiago, es obligado comerse una mariscada en el Mercado Central, a precios bastante razonables y marisco fresco.







martes, 22 de mayo de 2012

Fin de Turno, Fin de descanso

Martes 22 de Mayo de 2012.

El miércoles pasado acabó mi turno en Iquique. Un turno que duró nueve días de trabajo, siete efectivos y dos de traslado.

Aunque normalmente el turno suele ser de ocho días, en este caso, como era el inicio del proyecto, tuvimos que marchar un día antes para poder instalar las antenas en los vehículos y preparar la organización del trabajo.

El día a día en el campamento era duro, pero no tanto. Nos levantábamos a las cinco o cinco y media de la mañana. A las seis ya estábamos desayunando, paila con agua caliente y café de sobre. La paila es un recipiente metálico pequeño en el que te fríen dos o tres huevos. También podías pedir tostada de palta (aguacate) o paila con queso (huevos revueltos con queso), o queso caliente (un bocadillo de queso fundido). Todos los días el mismo ritual. Te sentabas a desayunar a las seis y no te servían hasta las siete menos cuarto. -Así es el norte-, decían los compañeros chilenos.

El único día que pasó algo distinto en el desayuno fue aquella mañana, no recuerdo exactamente cual, en la que esperando a que me sirvieran la paila empezó todo a temblar. Yo exclamé: -¡está temblando el suelo!-. Todos reían porque el macho chileno no tiene miedo ni a que el techo se les caiga en la cabeza. Cuando empezaron a rechinar los pilares y vi las copas de vino tintinear en su estantería, me dí cuenta que efectivamente el suelo estaba temblando. Las noticias minutos después corroboraban que acababa de suceder un terremoto de casi grado 7 en el sur de Perú, cerca de donde nos encontrábamos nosotros.

Después de desayunar cogíamos nuestras cosas, más comida y agua y nos dirigíamos a la zona de investigación. Casi dos horas de viaje en camioneta cuatro por cuatro por una carretera de doble sentido, eternamente recta, para luego virar y tomar un camino bastante aceptable el cual nos dejaba en Choja Sur, zona de trabajo.

Estábamos en medio de la nada, paisaje desértico, sin nada vivo, excepto nosotros y algunas mariposas. Curioso que nada más se vieran mariposas en un sitio tan desolado. El paisaje recordaba a los badlands que se generan en tierras de marga o margocaliza, caracterizado por ramblas y ramblizos originados durante épocas de precipitaciones aisladas y de carácter torrencial. Pero en este caso el sustrato era de origen ígneo muy meteorizado en superficie, casi todo plutónico (granitos) con algunas intercalaciones de rocas volcánicas y algunas zonas de pórfidos en los que se encontraban mineralizaciones muy bonitas de cuarzo y malaquita.

Una vez en la zona de estudio empezábamos a realizar perfiles de sísmica, sobre todo en zonas de montaña, aunque también se hicieron algunos perfiles en zona de valle. La sísmica se programó para ver a que profundidad se encuentra la roca y que tipo de excavabilidad tiene.

Uno de los días de campo me fui con el otro operador para realizar gravimetría con un equipo bastante antiguo, todo analógico, pero fue una experiencia buena y curiosa. Se hacen líneas de gravimetría para determinar a que profundidad estás el sustrato rocoso sano.

Durante los trabajos de campo el mayor riesgo eran los traslados a las zonas donde estaban previstos los perfiles, ya que la roca estaba muy meteorizada, resbalosa y nosotros íbamos cargados con los equipos. Aunque en sísmica el grupo constaba de cinco personas con lo que se repartía la carga y se minimizaban los riesgos.

Una vez terminados los trabajos programados para el día, nos reuníamos todos los distintos grupos (gravimetría, sísmica, geología de superficie y logística) en el punto de encuentro y comenzábamos el descenso juntos. Dos horas y media después estábamos en el hotel. Ducha y cena y al poco a dormir ya que había que madrugar mucho todos los días.

Trabajadores del salitre.
Durante el traslado de ida y vuelta pasábamos cerca de campamentos fantasmas, ruinas, de la antigua fiebre del salitre de Chile. Una historia desgarradora y triste de la historia reciente de Chile.  En principio el salitre se utilizaba como fertilizante (el famoso nitrato de chile), pero posteriormente se empezó a explotar el nitrato de sodio para uso militar, sobre todo en la fabricación masiva de polvora. Lo triste de la historia es que la gente que trabajaba en las salitreras no podían nunca salir de allí ya que se les pagaba con fichas (exclusivas de la empresa) con las cuales sólo podían pagar en el campamento de la empresa, de ese modo se aseguraban que la gente no pudiera ahorrar y que se fueran a otro sitio.

Pero la historia más triste y fuerte fue la ocurrida en 1907 donde se cometió el asesinato a sangre fría por parte del ejército chileno de, aproximadamente, entre 2000 y  4000 personas (depende de la fuente) y que el ejército chileno cifró en más o menos 180 obreros agresivos. Personas que trabajaban y vivían en una salitrera y cuyo único crimen fue hacer huelga y una marcha pacífica. Marcha pacífica en la que  familias enteras atravesaron el desierto, muriendo niños y mujeres en la dura travesía, para ir a Iquique y pedir que sus fichas sirvieran para otras salitreras. Ése fue su crimen, pues los sentenciaron a muerte en la escuela de Santa María, dándole caza como si fueran conejos y cuyo desenlace fue la escuela y sus alrededores abarrotada de cadáveres.

Así que casi un siglo después se cambia el salitre por la fiebre del cobre y las multinacionales cambian las fichas por unos pocos pesos a los mineros. Empresas que a penas pagan impuestos a un gobierno corrupto el cual asegura su mandato en los yacimientos de votos del cobre, mientras las diferencias sociales y económicas cada vez son más grandes en este caro país llamado Chile.


Campamento salitrero de Huberstone (Pozo Almonte, Iquique)

Acaba mi descanso y mañana vuelvo a la oficina, para en breve irme al desierto de Atacama.





martes, 8 de mayo de 2012

Desde Iquique con amor...

8 de Mayo de 2012.

4.00 Am, me levanto, me ducho, cierro la mochila y espero el taxi. Llega a las 5.15.
A las 6.00 llego al aeropuerto de Santiago, a las 6.30 embarco y a las 9.20 llego al aeropuerto de Iquique.

La primera impresión que me llevo es desoladora. Nada más que se ve polvo, las pistas de aterrizaje (un aeropuerto muy pequeño, casi militar) y una carretera recta que lleva a Iquique.

Jote.
El trayecto a Iquique no es mejor, basura en las cunetas, ruinas, naves abandonadas y el pacífico a mi izquierda. Nos dirigimos más al norte. Durante el traslado a la ciudad, una sorpresa, veo por primera vez, en vivo,  un Pelícano, bonito, fascinante, bello. Además observo unos pajarracos grandes de color negro, muy feos, que según me informan mis compañeros de viaje se llaman Jotes. Me llama la atención unas vallas a los dos lados de la carretera, en el que un cartel indica que se tratan de instalaciones militares. Miles de hectáreas valladas y sin nada en su interior, sólo arena, rocas y polvo.



Llegamos a Iquique y desayunamos casi a las doce de la mañana.

Posteriormente recogemos unos equipos de radio para los vehículos y los llevamos a un tipo para su instalación.

Comemos en el mercado de Iquique, rodeados de olor a pescado y marisco. Me como una sopa de marisco exquisita y un pescado frito con muy buen sabor pero de textura chiclosa. La limpieza y el orden no es algo que impere en Chile y especialmente en Iquique. Todo sucio, desordenado y poco higiénico.

Iquique es una ciudad costera de contrastes, con una zona rica justo al entrar de casas opulentas y el resto de la ciudad caótica, sin orden en la construcción. Casas  de una sola planta, tipo nave industrial, con tejados metálicos, ventanas y puertas de madera. Casas con paredes de tabiques muy finos y fachadas multicolor, rojos, amarillos, verdes. Al Oeste de la ciudad, se localiza el Pacífico y al norte la cordillera costera. Ciudad próxima tanto a la frontera con Perú como con la de Bolivia, zona franca, de buenos precios y con gente de rasgos marcados, morenos de piel y cabello y de baja estatura. Me llama mucho la atención la cantidad de indigentes que se ven por las calles así como venta ambulante de todo tipo de cosas, desde flores hasta linternas.

Tras instalar las radios nos dirigimos a Pozo Almonte. Lugar donde estaremos alojados durante todo el proyecto.

Llegamos, cenamos y dormimos. Mañana será un largo día de trabajo. Pero no creo que tan largo como hoy.


lunes, 7 de mayo de 2012

Desde la oficina.

Desde la oficina escribo estas líneas, pues lo único que estoy haciendo aquí es esperar mi próximo destino.

En teoría mañana parto para Iquique como apoyo del equipo de geofísica para un proyecto minero.

Espero desde mi puesto de trabajo, recibir un mail que me diga cual es mi vuelo mañana,  o a que hora  pasará un taxi a recogerme para llevarme al aeropuerto. Pero ese mail de momento no llega. Son las 14.57 horas.

Por otro lado, ya tengo la reserva de un hotel en el pueblo Vallenar, en Región de Atacama, donde me voy a encontrar con mi jefe de grupo, para ir a otro proyecto. Será el próximo domingo día 13 de mayo.

Así que espero para saber si parto mañana a Iquique o bien esperaré un poco más, hasta el domingo, para ir directamente a Vallenar.

Esta mañana ha amanecido gris y húmeda, otoño austral, rodeado de "smoke" por la contaminación de esta inmensa ciudad. Me levanto, me ducho, me afeito (es lunes), desayuno un café con leche y me voy andando , aproximadamente, diez minutos hasta la estación de metro más cercana, Universidad Católica.

Generalmente en hora punta entrar al metro es una odisea, pero en lunes es aún peor. Llega el metro tan lleno de gente que lo tengo que dejar correr. Llega otro, otra vez lleno. Otro, más gente. Son las ocho y media y ya tendría que estar en la oficina, pero aún no he podido subirme al tren del infierno. Llega un cuarto y me meto a presión, no puedo esperar más, siempre llegan igual. Me meto y un tipo me pone la espalda como si fuera el muro del norte de Winterfell. La puerta está a punto de arrancarme la mochila, pero por un espacio casi cuántico entro y me acomodo al interior. Tras veinte minutos de sudor, olor y calor, llego a la estación El Golf, mi destino. Bajo del metro, subo a la ciudad.
Sanhattan (Las Condes)

Llego a como llaman aquí, Sanhattan (Las Condes, comuna próspera de Santiago), donde está situada mi oficina. Voy un poco preocupado
porque son casi las nueve y todavía no he llegado. Debería estar desde las 8.30. Llego y no hay casi nadie. Mi jefe llega cerca de las diez. El Nuevo Mundo.

Acabo de recibir un mail, 15.09 horas, en el que me comunican que a lo largo de la tarde se decidirá quien va mañana a Iquique.  Me temo que al final no voy, ya que otros tienen ya el pasaje de avión.

Esperaré hasta el domingo. O quien sabe, igual me llaman a última hora de la tarde, con prisas, para que prepare la mochila. Yo por si acaso lo dejaré todo preparado.