4.00 Am, me levanto, me ducho, cierro la mochila y espero el taxi. Llega a las 5.15.
A las 6.00 llego al aeropuerto de Santiago, a las 6.30 embarco y a las 9.20 llego al aeropuerto de Iquique.
La primera impresión que me llevo es desoladora. Nada más que se ve polvo, las pistas de aterrizaje (un aeropuerto muy pequeño, casi militar) y una carretera recta que lleva a Iquique.
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Jote. |
Llegamos a Iquique y desayunamos casi a las doce de la mañana.
Posteriormente recogemos unos equipos de radio para los vehículos y los llevamos a un tipo para su instalación.
Comemos en el mercado de Iquique, rodeados de olor a pescado y marisco. Me como una sopa de marisco exquisita y un pescado frito con muy buen sabor pero de textura chiclosa. La limpieza y el orden no es algo que impere en Chile y especialmente en Iquique. Todo sucio, desordenado y poco higiénico.
Iquique es una ciudad costera de contrastes, con una zona rica justo al entrar de casas opulentas y el resto de la ciudad caótica, sin orden en la construcción. Casas de una sola planta, tipo nave industrial, con tejados metálicos, ventanas y puertas de madera. Casas con paredes de tabiques muy finos y fachadas multicolor, rojos, amarillos, verdes. Al Oeste de la ciudad, se localiza el Pacífico y al norte la cordillera costera. Ciudad próxima tanto a la frontera con Perú como con la de Bolivia, zona franca, de buenos precios y con gente de rasgos marcados, morenos de piel y cabello y de baja estatura. Me llama mucho la atención la cantidad de indigentes que se ven por las calles así como venta ambulante de todo tipo de cosas, desde flores hasta linternas.
Tras instalar las radios nos dirigimos a Pozo Almonte. Lugar donde estaremos alojados durante todo el proyecto.
Llegamos, cenamos y dormimos. Mañana será un largo día de trabajo. Pero no creo que tan largo como hoy.
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